Los argentinos fierreros entramos en una mezcla de sensaciones encontradas con la escudería británica Williams Racing.
Todo comenzó en 1981. Aquella temporada encontraba a nuestro querido y recordado Carlos Alberto Reutemann peleando el título a bordo del monoplaza de la escuadra de Frank Williams. El “Lole”, aquella temporada era compañero de equipo de Alan Jones. Apellido que quedará en la retina de todos por un cartel.
El 29 de marzo de aquella temporada se dio una situación que marcó al santafesino y, para muchos, el quiebre de la relación con la gente de Williams. Durante el GP de Brasil del 81, Williams colocó el cartel “Jones X Reut”, señal inequívoca de que el argentino, quien lideraba la competencia, debía dejar ganar a su compañero. Algo que “Lole” desobedeció o, como él comentó alguna vez, no vio. “Nunca vi ningún cartel. La carrera fue difícil porque llovía todo el tiempo y había que concentrarse en el auto para no cometer el más mínimo error”, dijo Carlos tras el GP de Jacarepaguá. En tanto que su compañero fue más allá y retrucó: “Desde hoy, Reutemann es un enemigo más”.
Pero la cosa no terminó allí. Al contrario. “Se puso el cartel porque era lo establecido para casos como éste, Reutemann debió acatar la orden en la vuelta siguiente en la que se lo colocaron”, sentenció Sir Frank.
“Alfredo, si yo veía ese cartel no podía regresar a la Argentina”, le reconoció Reutemann a Alfredo Parga en su libro “Los días de Reutemann”.
Lo cierto es que aquella desobediencia tuvo, para el gran mundo de la F1 y los fanáticos, su venganza…
“Lole” había llegado a la última fecha en Las Vegas como puntero del campeonato y con la esperanza de volver a poner la bandera Argentina en lo más alto del automovilismo Mundial. Su rival en el certamen era ni mas ni menos que Nelson Piquet. Reutemann largó desde la pole aquel último GP del 81 pero nada terminó como esperaba: el rendimiento del Williams fue un fiasco y apenas le alcanzó para llegar en un lejano 8° lugar que lo dejó sin un título que quedó en manos de Piquet. Desde aquella fatídica jornada que truncó las ilusiones de Reutemann hasta hoy, la gran mayoría de los fanáticos argentinos pasaron a tener a la escudería de Sir Frank entre las mas odiadas. Hasta la aparición de Franco Colapinto.
Sí, no sólo porque hoy ya no está Frank, su fundador, sino que, además, hoy a Franco lo cuidan desde su academia, pero mucho mas ahora que le dieron la oportunidad de subir a la F1 de la noche a la mañana.
“Fue una fantástica primera carrera, no cometiste ningún error. Vamos a repetirlo el próximo fin de semana. Bien hecho. Es tu primera carrera y no puedo esperar a ver cómo construimos juntos”, fue el primer mimo que escuchó Colapinto por la radio apenas recibió la bandera de cuadros en Monza. Palabras que no sólo reflejan satisfacción por un resultado, también indican confianza y una apuesta a futuro en un lugar donde hoy parece no sólo ser reconocido si no también estar bien cuidado y acompañado. La relación entre Argentina y Williams y un amor renaciente.
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