En el mes donde se cumplen 50 años de su fabricación en nuestro país, en MotorNews recordamos a la bella y pequeña coupé Fiat 1500, el modelo italiano nacido unos años antes en la planta de “Carrozzerias Alfredo Vignale” en Via Cigliano, Torino.
En los años 60, en la Argentina no había autos con un diseño netamente deportivos directos desde fábrica, al menos hasta la aparición del Fiat 1500 y el Torino, nacidos como verdaderas coupés deportivas.
En 1966, Vignale, carrocero entre otros de Ferrari, Maserati y Alfa Romeo, le cedió a Fiat Concord Argentina el royalty para fabricar las coupé en nuestro país y así comenzó una historia de amor entre los fanáticos de la marca (y no tanto) y un modelo que aún hoy, a pesar del paso de las décadas, sigue conquistando corazones.
Este modelo solo se fabricó en argentina con el diseño que conocemos, aunque en Italia tenía un frontal distinto, con una parrilla más grande y cuadrada que por estas latitudes no se conoció.
El diseño cautivó inmediatamente. En cuanto fue presentada causo furor en todos los que aman los autos deportivos y que aún hoy sienten pasión por este modelo que cumple cinco décadas de vida en nuestro país.
Este modelo se destacó en el campo deportivo donde obtuvo múltiples triunfos en la categoría Turismo (AnexoJ) compitiendo en manos de pilotos destacados como Carlos Reutemann, el “Chino” Rodríguez Canedo y muchos otros, compartiendo las carreras de la época con la berlina 1500 que ya se destacaba anteriormente en las carreras.
La coupé contaba con el motor que traía la berlina: un 4 cilindros de 1481cc que con algunos retoques como nuevos pistones, mayor cruce y alzada del árbol de levas, un nuevo carburador Weber 34DCHD y una compresión de 8,8:1 llegaba a una potencia de 81CV. Con una caja de 4 marchas a un régimen de 5.200 vueltas llegaba fácilmente a los 160 Km.
Desde su lanzamiento, a principios de octubre del 66, fueron fabricadas un total de 5.228 unidades entre los años 1966 a 1970.
A aquellos que hemos vivido esa época, al verlas circular por las calles hoy en día, se nos caen algunas lágrimas de nostalgia y seguimos soñando con ella, como cuando éramos jóvenes. Total, 50 años no son nada. ¡Salud!
Por: Manuel Danza
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