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Apuesta a la nostalgia

De la mano de Hugo Mazzacane, su presidente, la ACTC decidió hacer actividades que vuelvan a cautivar a ese público que se fue perdiendo. Y demás de las caravanas con autos históricos, el armado del Museo en pleno autódromo Mouras, la idea del “Duelo de las Estrellas” es otra apuesta, que este fin de semana tuvo un encuentro para que todos los amantes del TC se emocionen: Castellano, De Benedictis y Satriano girando juntos.

Desde la acción en pista, el “Duelo de las Estrellas” no es algo que pueda llamar la atención. Un mano a mano, en el que se trata girar sin romper modelos históricos, la emoción pasa por otro lado, por los nombres.

Y en esta oportunidad, la ACTC logró que la emoción invada a propios y extraños. A los fanáticos y también a los propios protagonistas. El tercer Duelo de las Estrellas, que se llevó a cabo este fin de semana en el Autódromo Roberto Mouras de La Plata, tuvo como protagonistas a los históricos Oscar Castellano, Johnny De Benedictis y Emilio Satriano, los ex pilotos de La Máxima giraron una vuelta en sus respectivos autos correspondientes a la época de los 90.

El Pincho de Lobería compitió a bordo del Ford campeón 1989, y tuvo de copiloto a su hijo Jonatan, actual piloto de TC. Lo mismo ocurrió con Johnny, que corrió con la Dodge junto a su hijo Franco. Y Satriano, al volante de la Chevy campeona 1990, lo hizo con su hija Cintia.

El “Duelo” quedó en poder de Castellano, aunque eso será sólo una anécdota. Lo más importante fue la emoción que se vivió en las tribunas, en quienes lo vieron por televisión y también para los pilotos y sus acompañantes.

“Cuando nos une el amor de padre a hija es muy especial, único e infinito. Cuando te une la pasión desde el día que mi edad me dejó comprender lo que era un TC no tiene explicación describir el latido de mi corazón”, expresó Cintia Satriano, en su cuenta de Instagram.

Por su parte, Pinchito no podía contener la emoción de haber girado al lado de su padre en el mítico Ford naranja. “Esto no tiene nombre, es único vivir algo así. Acompañar al Pincho como piloto, vivir con él los trompos en medio de la pista, ver cómo lo aceleraba, fue una experiencia única”, comentó emocionado Jonatan.

En tanto que Franco, el hijo de Joynny, se divirtió a pesar del despiste que sufrió la Dodge verde. “El viejo se pasó un poquito porque venía con ganas de acelerar hace rato. Fue muy lindo vivir esto, ahora esperemos la revancha”, lanzó el menor de los De Benedictis.

Lo cierto es que se vivieron fuertes emociones, despertaron recuerdos de los buenos y eso suma mucho hoy en día. Aplausos para estos tres íconos del Turismo Carretera que, una vez más, aceleraron juntos en un autódromo.

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