El 22 de noviembre de 1992, el gran Roberto Mouras perdió su vida tras un fatídico accidente ocurrido en el semipermanente de Lobos. Hoy, a un cuarto de siglo de su partida, el dolor y el recuerdo están más presentes que nunca en sus miles de fanáticos.
Por: Juan Manuel Danza.
Dicen que el tiempo todo lo cura. Aunque a veces hay heridas que no cierran. En especial cuando de pasiones se trata…
Se cumplen 25 del adiós de Roberto Mouras. “El Toro” de Carlos Casares se fue hace un cuarto de siglo, aunque en la memoria de los cientos de miles de fanáticos que hay desparramados por todo el territorio él sigue acelerando. A fondo, como era su costumbre.
Aquel 22 de noviembre de 1992, Mouras pasó de ser uno de los mejores pilotos de la historia del Turismo Carretera a transformarse en una de las grandes leyendas del TC.
Su luz se apagó tras un trágico accidente en el circuito semipermanente de Lobos, cuando volaba sobre su Chevy azul y blanca con el Nº 9 en sus laterales.
Transcurrían 10 vueltas de la Vuelta de Lobos cuando el estallido de un neumático lanzó a su Chevy a toda velocidad contra un talud, haciendo que Mouras perdiera la vida casi instantáneamente (un par de días después falleció Amadeo González, su copiloto).
Idolatrado a más no poder por los hinchas de Chevrolet y Dodge, respetado por igual por los fanáticos de las otras marcas, admirado máximo por rivales y colegas, Mouras es sinónimo de TC. De esos ídolos que ni el tiempo podrá borrar.
Paradójicamente, a pesar del amor y fanatismo que despierta en “La 15”, la hinchada de Chevrolet, el Toro nunca pudo darle un título a la marca del Moño Dorado de la cual era hincha.
Atrás queda la triple corona con Dodge (1983, 1984 y 1985), como también aquella recordada Chevy ‘7 de Oro’ con la que dejó una marca inolvidable al conquistar 6 victorias consecutivas en 1976, récord aún vigente en TC.
A pesar del paso del tiempo y el dolor, hoy en día Roberto Mouras está más vivo que nunca en el recuerdo de los fanáticos.
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